¿Se atreverá Trump a dinamitar el acuerdo de París?
“Bullshit and hoax”, una mierda y una farsa. Los exabruptos del recién elegido presidente norteamericano Donald Trump durante la campaña electoral también han salpicado al cambio climático con argumentos simplistas en la línea del negacionismo climático que creíamos olvidado cuando Rajoy insistía en fiarse de su primo y Aznar, allá por 2008, se definía como un ecologista sensato y afirmaba que el calentamiento era un mito.
This very expensive GLOBAL WARMING bullshit has got to stop. Our planet is freezing, record low temps,and our GW scientists are stuck in ice
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 2 de enero de 2014
Lo triste y sorprendente es que el negacionismo se ha vuelto a instalar en las filas del partido republicano aislándoles de los grandes partidos conservadores occidentales, que en ningún caso cuestionan las evidencias científicas sobre la existencia del calentamiento del planeta. Casi 400 científicos, entre ellos 30 premios nobel, publicaron en septiembre una carta abierta para desmontar las intoxicaciones de Trump y la sociedad americana sí tiene claro que el cambio climático no es un invento: 2/3 de los estadounidenses cree en el cambio climático según un estudio de la Universidad de Yale. ¿Es suficiente para frenar los delirios de Trump?
Tras la incredulidad ante su victoria ahora toca hacer apuestas. ¿En qué se concretarán las salidas de tono del excéntrico multimillonario? ¿Será capaz, como prometió en campaña, de cancelar en sus primeros 100 días como presidente el Acuerdo de París dinamitando el proceso de Naciones Unidas? En plenas negociaciones de Marrakech la victoria de Trump ha caído como un jarro de agua fría por su incondicional apoyo a los combustibles fósiles. La sombra de Kioto es alargada. Sin embargo, no lo va a tener fácil.
Por un lado, son muchos los sectores -economistas, inversores, ayuntamientos…- convencidos de que las economías bajas en carbono deben imponerse al actual modelo, como única salida a la actual crisis. Además en Estados Unidos, las energías renovables son cada vez más competitivas y atractivas para inversores y consumidores y en el país de las oportunidades no sería lógico dejarlas escapar. Por otro lado, salir del pacto no puede ser inmediato: la ministra francesa de medio ambiente, Segolène Royal, ya ha advertido que tendrá que esperar tres años según lo dispuesto en el propio acuerdo. Con un poco de suerte, ya estaremos en la siguiente precampaña americana y quizás lo de Trump haya sido un mal sueño.