
Tras unos meses de histeria colectiva, hasta el punto que los políticos, los medios, los amigos, los compañeros y en muchos casos la familia no hablaban de otra cosa que de la crisis financiera, como si llegara el fin del mundo, recibimos con alegría la
noticia que la banca está ahora sana y salva. Ya podemos dormir todos tranquilos, sabiendo que los que la hemos salvado hemos sido nosotros. ¡Somos héroes!
En cuanto a las demás crisis, ¿qué más da que tengamos una tasa de paro insoportable, que incluso los que tienen trabajo no llegan a fin de mes, que la pobreza mundial sigue sin disminuirse, que los problemas de fondo que crean esta pobreza siguen sin tocarse, etc etc etc?
Es lunes por la mañana. Y estoy cabreado.