COP24: Lo que tiene que cambiar para que el clima no cambie
La ciencia ha hablado
El último informe del IPCC sobre cambio climático es meridianamente claro: los riesgos de resignarse a que la temperatura del planeta aumente dos grados desde la época preindustrial son devastadores: 150 millones de muertes más por contaminación atmosférica, disminución de un 60% en los cultivos de cereales, con lo que esto supone para la seguridad alimentaria, mayores niveles de pobreza y hambre, un 50% más de personas afectadas por la escasez de agua, tormentas más intensas y un aumento de las migraciones climáticas, que se estiman en 26,4 millones de personas en los últimos diez años y que podrían alcanzar entre 250 y 1.000 millones de afectados en 50 años, según ACNUR...
En la actualidad, la temperatura ya ha aumentado un grado desde épocas preindustriales y se calcula que la subida de temperatura, al ritmo actual, es de 0,2 grados por década. Esto supone que en 2100 la temperatura del planeta se podría situar en más de tres grados centígrados si no hay compromisos de reducir las emisiones de gases responsables del cambio climático.
Los más vulnerables no son los responsables de las emisiones
Las poblaciones más vulnerables al cambio climático no son las responsables de las emisiones. Según la Estrategia Internacional de la ONU para la Reducción de Riesgos, el riesgo de los desastres relacionados con el clima se concentra en los países pobres. No podemos olvidar que los países industrializados emiten el 71,5% de los gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global.
Por eso, los países más contaminantes, que son también los más desarrollados, deben hacer frente a un doble compromiso (que, dicho sea de paso, no están atendiendo):
Reducir a un ritmo mayor las emisiones de gases con efecto invernadero (en 2017 las emisiones aumentaron un 1,5%)
Financiar el Fondo Verde para el Clima (que apenas ha recibido el 10% del dinero comprometido).
No nos resignemos a vivir un colapso climático
La cumbre de Katowice no puede ser la de la resignación, tiene que ser la cumbre del compromiso y la transformación. Los científicos del IPCC han dejado claro que es posible evitar que la temperatura suba más de 1,5º C, si se realizan reformas ambiciosas y urgentes.
Nuestro papel, como sociedad civil, es reclamar esta ambición y este compromiso a los poderes públicos y privados responsables de las emisiones y de fijar las normas para limitarlas. Nuestro papel, como sociedad civil, es exigir que, ante este problema global, nadie se quede atrás. Nuestro papel es subrayar la vital importancia de hacer frente a este reto teniendo los derechos humanos y la solidaridad como marco. Y recordar que es posible frenar el cambio climático si hay voluntad política. Aquellos que nieguen el cambio climático, aquellos que argumenten que no es para tanto, aquellos que prioricen sus intereses económicos, aquellos que enarbolen la bandera de “sálvese quien pueda” nos tendrán en frente.