Cuando la indignación es mayor que el miedo a la muerte
Muy tarde en la noche, casi de madrugada te encuentras en tu casa como cada día recogiendo las últimas cosas antes de irte a dormir. Oyes un ruido fuera, preguntas ¿Quién anda ahí? Y sin que te des cuenta alguien está agarrándote. Oyes dos disparos. Estás muerta. Un disparo más y a lo mejor tu compañero y amigo, esté muerto también. Y quizá sientes miedo, miedo a que todo haya acabado.